LIGA: JORNADA 37
Victoria para redimirse y, sobre todo, para homenajear al mejor jugador de su historia, del Sevilla FC ante el Rayo Vallecano (5-2) al que goleó sin piedad. Kanouté, como debía ser, participó de la fiesta de su despedida del Ramón Sánchez Pizjuán, anotando el último gol para su equipo, que pasó por encima de un equipo rayista que tiene muy mala pinta de cara al descenso. Oportuna y justa goleada y fiesta sevillista para darle el adiós a un símbolo del club. Eterno siempre, Kanouté.
El encuentro empezó con la previsible tensión y malestar en la grada, que traslado su enfado con numerosos cánticos y señaló a algunos futbolistas con sus pitos, como con Coke y Manu del Moral. Sin embargo, el Sevilla dominó y tuvo las ocasiones hasta el descanso. Trochowski dilapidó dos claras. Un remate en el área chica que, incompresiblemente, se fue alto, y un penalti tras agarrón de Delibasic a Cala que el alemán tiró centrado para que Cobeño la despejase.
No obstante, el equipo de Míchel siguió intentándolo, especialmente por medio de Navas. El palaciego abrió la puerta a la victoria con una internada por banda derecha que acabaría en un gran centro al segundo palo en el que aparecería Babá para empujarla al fondo de la red. El Sevilla había dilapidado un par de opciones, pero ya iba por delante. Por su parte, el Rayo encontraría el empate casi sin buscarlo. Turienzo Álvarez señalaba un más que discutible penalti de Fazio a Michu que Diego Costa convertiría engañando a Palop. Tan injusto como real. Sin embargo, no tardó mucho en ponerse de nuevo por delante el Sevilla, cuando cinco minutos después, Cala remataba un saque de esquina llegando desde atrás. Descanso y premio para el único equipo que estaba ofreciendo virtudes para llevarse los tres puntos.
Y la reanudación puso pronto sentencia al encuentro gracias a otra jugada de un incombustible Navas, que se marchaba de su par para ponerle un balón a la cabeza de Babá, que anotaba su segundo tanto particular y el 3-1 en el marcador. El equipo de Sandoval estaba mostrando sus credenciales para irse a Segunda división. Míchel movió entonces el banquillo dando entrada a Reyes por Manu del Moral, ambos muy pitados.
Con un equipo con los brazos bajados, tocaba apelar ya al festín goleador para redimirse y despedir al mejor jugador de la historia del club. Tras el gol de Reyes, por obra y gracia, como no, de Jesús Navas, llegó el momento esperado. Kanouté entraba en el campo con una cerradísima ovación por el muy pitado Rakitic. Solo quedaba esperar si se produciría el éxtasis completo con el último gol del malí.
No obstante, un error en un córner de la defensa y el portero sevillista, propició que Diego Costa cazara un balón suelto en el área para convertir el 4-2. No convenía despistarse, así que Kanouté llevaba la apoteosis a Nervión al convertir el 5-2 y llevarse una nueva ovación, la penúltima, antes de decir adiós. El pitido final, desató la cadena de cánticos y homenajes al malí eterno del Sevilla.
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